Meditar es hacer que tus emociones y tu mente guarden silencio para enfocarnos en nuestro interior.
Cuando meditamos, somos capaces de ponernos en contacto con nosotros mismos.
La mayoría de las dificultades y tensiones que sufrimos, tienen su origen en la mente. Muchos de nuestros problemas, como la mala salud, son provocados o agravados por el estrés. Si practicamos la meditación dos veces al día durante diez minutos, podremos reducir nuestro estrés y también la activación del sistema nervioso simpático, el cual, dilata los vasos sanguíneos reduciendo así las hormonas.
Existen diversas formas de meditación: Meditación transcendental, meditación vispassana, meditación zen, meditación progresiva... pero el objetivo de todos los tipos de meditación es el mismo, la relajación.
El primer paso es elegir un entorno agradable y tranquilo, hay que procurar que no seamos interrumpidos. Desconectar el teléfono y nuestro mundo exterior durante diez minutos al día, es un bien para toda la vida.
La postura adecuada principalmente, es en la que mas cómodo se esté. Aunque no te acuestes, porque te vas a quedar dormido... Postura de loto o sentado en una silla con la espalda recta, ya que tampoco se puede meditar si se está incómodo, si se te duerme una pierna. Por lo tanto, la clave es la comodidad: ropa cómoda y cuerpo cómodo.
A continuación debemos escoger un foco de atención, la respiración. Pon atención cómo entra y sale el aire por tus fosas nasales, siéntelo y no lleves tu atención a ninguna otra parte de tu cuerpo.
Puedes ayudarte repitiendo mentalmente frases como: Estoy relajado, estoy en paz, estoy tranquilo. Así callarás tu mente y evitarás que cualquier otro pensamiento te distraiga.
Los primeros días no esperes resultados inmediatos. El propósito no es que te conviertas en un maestro zen de la noche a la mañana sino que forme parte de tu vida, para tu bienestar.
Te animo, a que lleves una vida liberada del estrés.