Te animo a decir...NO a la violencia de género,
porque el 25 de noviembre no debe ser el único día para recordarlo.
La lucha por la igualdad, es una batalla aún no ganada que se remonta a cientos de años, pero sigue siendo un delito invisible por una aparente felicidad conyugal.
A pesar de las dificultades y del miedo, hay que romper el silencio y denunciar.
La mayoría de las mujeres que sufren maltrato, están inmersas en una maraña de comportamientos para poder aguantar el infierno de la convivencia.
¿Porqué no sólo no los rechazan sino que, a veces, encuentran justificaciones?
En algunos casos, echan la culpa de la irritabilidad de sus compañeros a factores externos como la falta de trabajo, problemas con el alcohol e incluso, llegan a culpabilizarse a sí mismas para proteger su propia integridad psicológica. En la mayoría de las ocasiones, el miedo las paraliza.
La conducta agresiva desarrollada por sus compañeros no es el producto de una sociedad injusta, ni ellos son las víctimas de un entorno violento que les empuja irremediablemente a serlos también. No sirve un arrepentimiento de su actitud, ni una promesa de no volver a hacerlo porque eso, no es AMOR.
La violencia es una espiral; cuanto más se consiente, más se es absorbido.
Para lograr la erradicación de los malos tratos, es fundamental acabar con los estereotipos dominantes que se sienten con el derecho de que su compañera y sus hijos, le rindan obediencia.
Una buena relación familiar, debe estar basada en la igualdad, en el respeto y en la educación de la NO violencia.
Te animo a romper el silencio porque la violencia nunca está justificada.
En algunos casos, echan la culpa de la irritabilidad de sus compañeros a factores externos como la falta de trabajo, problemas con el alcohol e incluso, llegan a culpabilizarse a sí mismas para proteger su propia integridad psicológica. En la mayoría de las ocasiones, el miedo las paraliza.
La conducta agresiva desarrollada por sus compañeros no es el producto de una sociedad injusta, ni ellos son las víctimas de un entorno violento que les empuja irremediablemente a serlos también. No sirve un arrepentimiento de su actitud, ni una promesa de no volver a hacerlo porque eso, no es AMOR.
La violencia es una espiral; cuanto más se consiente, más se es absorbido.
Para lograr la erradicación de los malos tratos, es fundamental acabar con los estereotipos dominantes que se sienten con el derecho de que su compañera y sus hijos, le rindan obediencia.
Una buena relación familiar, debe estar basada en la igualdad, en el respeto y en la educación de la NO violencia.
Te animo a romper el silencio porque la violencia nunca está justificada.